Los
Psicólogos N. Lin y W. Ensel., fueron continuadores de los postulados del
estrés psicosocial. Para estos autores, el estrés puede señalarse en tres
entornos: (1) Social, (2) Psicológico, (3) Fisiológico. Para sustentar sus
planteamientos propusieron dos teorías complementarias: la teoría del
Afrontamiento y la Teoría de la inhibición del distrés.
En
el centro de este modelo podemos encontrar el apoyo social como recurso
fundamental del bienestar psicosocial de las personas. La estructura está
en relación directa con las fuentes de apoyo social las cuales tienen una
correlación entre el individuo y su realidad cotidiana. Estas denotaciones
establecen variables objetiva del apoyo.
Lin
y Ensel señalan tres (3) estratos: uno externo y más amplio en el cual la
persona establece apoyo social, se identifica y participa con otras
personas de la sociedad. En ella el individuo hace parte de organizaciones
informales (asociaciones, grupos cívicos, grupos de autoayuda, etc.), actuando
de forma voluntaria. Un segundo estrato, más próximo al individuo, son las
redes sociales (familiares, amigos, vecinos del barrio, compañeros de trabajo o
estudio) en las cuales se establecen vínculos afectivos importantes y se
denotan lazos profundos hacia los otros. El último nivel es aquel en el cual la
persona establece el más íntimo contacto con aquellos que son significativas
para sí mismo, en donde los sentimientos de compromiso se profundizan y se
determinan un amplio sentido de responsabilidad y deseo de bienestar del otro.
(pareja, hijos, padres, hermanos, amigos íntimos y en algunos casos compañeros
de trabajo.
Las
relaciones sociales implican una percepción por parte del otro, acerca del
apoyo que ha recibido (dimensión subjetiva). Y este sentir la “ayuda” del otro
hace que la persona que recibe el apoyo tenga una visión positiva de la
asistencia. No es la cantidad de relaciones de apoyo que se tengan sino la
calidad y la percepción positiva que se tenga de ellas. “En este sentido,
Turner (1983) y más recientemente Wen, Hawkley y Cacioppo (2006) concluyen que
el elemento fundamental no es la mera inserción objetiva en una red social
densa, sino la existencia de una red de relaciones con un significado de apoyo
emocional, informacional y material percibido por el sujeto.” (Buelga, 2009,
69).
Dentro
de los procesos de las relaciones con los demás y el establecimiento de
diferentes redes, el apoyo social presenta dos funciones esenciales: (1)
Instrumentales, (2) expresivas. Las primeras se caracterizan, en el marco
de las relaciones sociales, por ser un medio para alcanzar metas a
través de una ayuda material o un servicio: consecución de un
empleo, préstamo de dinero, cuidado de un familiar. En las funciones
expresivas las relaciones sociales son un fin y un medio por medio de los cuales
el ser humano comparte sus sentimientos, manifiesta sus experiencias, expone
los pensamientos propios, expresa los sentimientos de sentirse cuidado,
valorado, querido, etc.
Señala
E. Gracia, el papel preponderante de la función expresiva del apoyo social en
el bienestar físico, social y psicológico de las personas y resalta como su
ausencia puede generar en las personas alteraciones de la salud.
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